Pienso en tu sexo.
Simplificado el corazón, pienso en tu sexo,
ante el ijar maduro del día.
Palpo el botón de dicha, está en sazón.
Y muere un sentimiento antiguo
degenerado en seso.
Pienso en tu sexo, surco más prolífico
y armonioso que el vientre de la Sombra.
Aunque la Muerte concibe y pare
de Dios mismo.
Oh Conciencia,
pienso, sí, en el bruto libre
que goza donde quiere, donde puede.
Oh, escándalo de miel de los crepúsculos.
Oh, estruendo mudo.
¡Odumodneurtse!
Recuerdo que un tiempo antes de que muriera mi padre le regalé una edición cuidada de la poesía completa de vallejo. Una noche me leyó este poema por telefono.
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